CANDILAZO: Cuando el Sol incendia el cielo

El 21 de junio, coincidiendo con el solsticio de verano, se celebra el Día Internacional del Sol con el objetivo de concienciar sobre su importancia para que sea posible la vida en La Tierra.

Hoy queremos saber un poco más sobre un espectáculo natural del que muchas personas hemos estado privadas en el último año a causa de los confinamientos y los toques de queda: los amaneceres y atardeceres.

Nos lo cuenta Javier Martínez de Orueta, autor del libro Diario de un nefelibata. Este cazador de nubes es miembro de la Asociación Meteorológica Española, educador ambiental y experto fotógrafo de fenómenos atmosféricos.

Es bastante común que el cielo adquiera coloraciones rojizas o anaranjadas al empezar el día o al anochecer. Cuando la atmósfera tiene muchas partículas sólidas en suspensión, estas coloraciones se acentúan, siendo especialmente espectaculares cuando hay nubes medias o altas que son iluminadas intensamente por la luz de estas tonalidades.
La luz solar visible está compuesta por los siete colores del arco iris. Al entrar en la atmósfera, las moléculas de aire descomponen esta luz y dispersan los diferentes colores. El azul es más dispersado y, en cambio, el rojo el color que lo es menos.

Antes de salir el Sol, o cuando se pone, su luz atraviesa un tramo mucho más largo de atmósfera que cuando se encuentra alto en el cielo. En estos momentos, los gases y partículas de la atmósfera ya han dispersado completamente el azul, y se inicia la dispersión de otros colores, y así el cielo puede adquirir tonalidades amarillas, anaranjadas, rojas, o incluso, violetas.

Cuando el Sol ya se encuentra muy cerca o por debajo del horizonte, si hay una capa de nubes medias y altas o de alguna de estas dos familias, la base de estas nubes estará iluminada por la luz solar dispersada por la atmósfera y se observará bastante más intensamente una tonalidad de cielo rojizo.

La observación de cielo rojizo tiene significados diferentes dependiendo de la hora en que se observe:

Si es por la mañana, indica el acercamiento de una perturbación que avanza de oeste a este, y que, por lo tanto, nos puede afectar en las horas posteriores a la observación de este color en el cielo. Por eso, a menudo, un cielo rojizo matinal es síntoma de empeoramiento de tiempo, aunque no es una norma que se cumpla matemáticamente, pues algunas veces es rojizo por la presencia de los restos de una perturbación que ya se va en dirección este y se tiñe de estos colores con el Sol de la mañana.

Si el cielo rojizo se ve al anochecer, indica lo contrario que por la mañana: el alejamiento de una perturbación del lugar de observación, si el cielo presenta claros hacia poniente, mientras que las nubes altas o medias se encuentran más hacia el este. Tampoco en este caso hay fiabilidad total, pues las primeras franjas nubosas de un frente, si presentan algunos claros, pueden dar un cielo rojizo al anochecer.

¿Te has quedado con ganas de saber más?

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